Todo cambia y Nada cuesta

Hace unos días te preguntaba en instagram si sabías qué podías dar tu a otros que no costaba nada, pero cambiaba todo. Ante la pregunta, quizás pensaste muchas opciones, y en efecto, comparto contigo que son muchas las cosas que pudieran cambiar todo nuestro entorno. Pero hoy quiero hablarte sobre el impacto que una sonrisa tiene en los demás y en ti.

La sonrisa todos podemos darla, recibirla y no nos cuesta nada, y como magia puede cambiar todo. Te quiero pedir que recuerdes momentos específicos en los que has sentido frustración, angustia, dolor, preocupación o incertidumbre, y de la nada la persona más inesperada te sonrió. ¿Qué sentiste inmediatamente después? Seguramente te sentiste desahogada, porque, aunque no te comprendieran ni supieran lo que tenías adentro, esa sonrisa te alivió el momento y te dio un poco de fuerzas para lograr terminar la jornada. Ahora imagínate si esa sonrisa hubiera venido de alguna persona cercana a ti: esposo, esposa, tu hijo, hija, mamá, papá, hermano… de seguro te cambió aún más tu día en otros niveles que no puedes expresar.

Recibir una sonrisa puede llegar a cambiar el rumbo de nuestro día. Pero quien la da también se beneficia. La persona está hecha para amar, darse a los demás, para servir. Somos seres sociales que necesitamos a las demás personas para poder ser mejores nosotros. Me gusta recordar mucho una película (quienes me conocen, dirán… ya sé que va a decir…) Castaway, con Tom Hanks, donde este pobre hombre se encuentra solo, íngrimo en una isla tras un accidente aéreo. Al verla la primera vez pensé que era una película tan aburrida… pero luego de los 30 minutos más o menos que dura la escena donde él está dándose cuenta que está solo, me hizo mucho sentido. El náufrago encuentra una pelota de voleibol y le dibuja: ojos, nariz, sonrisa… y lo bautiza: ¡WILSON! Ahora ya podía hablarle a alguien más, aunque no recibiera respuesta, él necesitaba sentirse humano otra vez. El mismo empieza a sonreír. Tanta es la necesidad del hombre de relacionarse con los demás que encuentra un cierto confort; aunque sea con una pelota de voleibol.

De seguro te pasa igual que a mí que cuando te sacrificas por ese hijo tuyo que está luchando porque no entiende bien alguna materia, o que está enfermo, o tu esposo que está preocupado por alguna situación laboral, y no saben qué hacer, se frustran y pueden sentirse ahogados. A veces llegas tú y solo le preguntas que si está bien con una sonrisa, genuina, llena de amor, y seguramente la carita de ellos cambia y recobran las fuerzas para seguir intentando. Le has aliviado esa pena que tienen por dentro que muchas veces no sabemos ni cómo manejarla. Pero tu sonrisa les cambió el momento, a como a ti también, porque ellos te regresaran tu bondad con una sonrisa llena de gratitud.

No hay sacrificio, esfuerzo, lucha que hagas que no tenga una recompensa para ti al final del día, muchas veces en forma de una sonrisa. Cuando ya en la noche hagas tu recuento del día, y pienses en cuantas veces una sonrisa de alguien te ayudó y tu propia sonrisa también haya ayudado a alguien más, piensa que “valió la pena” el sacrificio, porque una sonrisa siembra esperanza.

La sonrisa atrae, cambia nuestra tez haciéndonos más accesibles, es contagiosa. Pregúntate ¿soy sonriente? ¿atraigo a los demás? Si no sonrío tanto capaz estoy muy metida en mi misma, pensando en mis sentimientos únicamente, como van mis cosas, y los demás se encuentran en un segundo plano. Pregúntate en cuáles situaciones te encuentras más sonriente que en otras, qué estás pensando en esos precisos momentos. Recuerda que estamos aquí para darnos a los demás, el amor es entrega y la sonrisa es una manifestación de esa entrega.

Parte de nuestra misión en la tierra, es hacer el ambiente en el que estamos más amable a los demás, empieza con una sonrisa: al portero, a la persona del supermercado, del banco, pero en especial a los que viven contigo. Empieza con sonreírte a ti misma, luego a tu esposo, tus hijos, ya me contarás cómo este pequeño acto que no cuesta nada, ¡te cambia TODO!

Para vivirlo mejor:

  1. Sonríe a quien te atienda hoy donde sea que vayas.
  2. Pregúntale a tus hijos quién o qué le hizo sonreír hoy. Anímale a que ellos sean motivo de que otros sonrían.

3 comentarios en “Todo cambia y Nada cuesta”

  1. Excelente consejo que hay que poner en
    Práctica cada dia y como tú dices cambia todo …. cuesta a veces o muchas veces pero vale la pena…,

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