Es inevitable correr la película de tu vida en tu mente y corazón cuando estás ante una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor. Normalmente se hace cuando se da inicio a un nuevo año que curiosamente se recuerda por algo en particular. Por ejemplo: el año de retos financieros, el año de las nuevas oportunidades, el año en que logré bajar de peso, el año en que nuestra familia creció, el año en que me casé, el año de aquel viaje familiar, el año en que un ser querido nos dejó y se nos adelantó al cielo, el año de cambios de país, el año de crecimiento personal, el año del orden… en mi caso en particular, el 2018 lo recordaré como el año de los cambios.
Mis memorias del año las cierro con esta reflexión que a veces me cuesta hacerla si mis primeras páginas de mi nuevo libro no han empezado a ser escritas. En esta ocasión lo hago así porque se me hizo fácil meterme y dejarme llevar por todos los eventos buenos que la época tiene. Durante el mes de diciembre, llegué a pensar en varias ocasiones que ya quería que el año acabara porque quería ponerle pausa a tanto movimiento y estar viviéndolo con lo que verdaderamente era importante para mí: el nacimiento de Jesús y estar con mi familia.Lo hice, pero siempre hay espacio para hacer las cosas mejor.
Hoy, después del corre corre de las fiestas, me encuentro en silencio, frente un espectáculo de vista que facilita la reflexión. De los cambios del 2018, aprendí a vivir 3 virtudes importantes: desprendimiento, la aceptación y el agradecimiento.
El primer cambio importante fue el cambio de casa y trabajo, casi al mismo tiempo. Hasta medio año estaba cómoda en mi casa y por decisión en conjunto con mi esposo, la alquilamos para un bien mayor para nuestros hijos. Cada centímetro de esa casa contiene todas las memorias de los inicios de mi vida matrimonial, el nacimiento de mis hijos, tantas memorias lindas, alegrías, tristezas, incontables cocinadas en el jardín… sentí que dejaba TODO entre esas paredes! Aunque fue por un bien mayor, siempre costó desprenderme. Y es que de eso se trataba exactamente, porque aprendí que el desprendimiento consiste en saber usar los bienes materiales y no apegarse a ellos, ponerlos siempre al servicio de los demás porque este valor lo que nos enseña es a poner el corazón en las personas y no en las cosas. Aprendí que construiría nuevas memorias en nuestro nuevo hogar, y así ha sido al lado de la adición a nuestra familia, Coco, nuestra perrita.
Nuestra zona de confort siempre nos atrae, y nos cuesta dar pasos importantes para aceptar nuevos retos. Mi nuevo trabajo implicaba dejar el actual: el que me había ayudado a crecer interiormente, ese trabajo que su razón de ser es conocerte mejor para ser la mejor versión de ti mismo. Dejar la fundación donde trabajé por 5 años no fue fácil tampoco, este aprendizaje fue de desprendimiento también pero de aceptación de mis nuevos retos profesionales. Aprendí a aceptar mi nueva realidad, atreviéndome a volar para darle vida a DISCOVERme.
Finalmente el agradecimiento, que tras mi operación del año pasado, no me quedó otro sentimiento más que estar feliz porque todo salió bien y aprendí cosas mías que no sabía que tenía, a como les comenté en mi blog anterior. Una amiga mía y colega – Vanessa de Zablah – escribió recientemente en su blog sobre el agradecimiento y quiero citarla, porque dijo una verdad que comparto y es que el agradecimiento es “dejar de pensar en lo que me falta y agradecer lo que tengo” (www.entresneakersytacones.com/es-importante-ser-agradecidos/).Estoy tan agradecida por mi familia, mis amistades, porque respiro, por las sonrisas y risas de mis hijos, etc.
Precisamente con este sentimiento de agradecimiento cierro mi 2018; yo diría que con broche de oro a pesar de las dificultades. Pedir más sería gula. El 2019 se ve con ojos prometedores para nuevos aprendizajes, crecimiento, caminos y experiencias que nadie más puede vivirlos más que tú. Si tienes un reto que tienes engavetado, sácalo y agarra esa meta por muy chiquita o grande que sea, y desglósala para que sea más fácil de alcanzar.
Empieza a escribir las páginas de tu libro del 2019 con pie derecho, cada decisión que tengas que tomar, por más difícil que sea, trae consigo un gran aprendizaje que te ayudará a acercarte un poco más a tu mejor versión.
Me gustaría recibir el blog si es posible.
Gracias Fressia, te agrego!
¡Qué bello mensaje Cristianne!!!
Tarde o temprano siempre cerramos ciclos en nuestras vidas y parte del aprendizaje es saber reconocer cuando los tenemos que dejar cerrar e iniciar nuevos. Buena suerte en tu nueva etapa de la vida, no dudo que tendrás mucha prosperidad y bendición.
gracias Giannina, cuesta cerrar ciclos pero vale la pena como dice Vanessa
Christianne, me ha encantado tu post!! Asi como tú dices salir de la zona de comfort cuesta pero vale la pena, así como tú lo estás haciendo ahorita con DISCOVERme.
Te felicito! Un abrazote
Vane
Muchas gracias Vanessa!
Hija, muy bien centrado y logrado el post. Te felicito. Me permito hacer un par de comentarios. La zona de confort siempre es el principal muro de contención para nuestros desarrollo. Los grandes personajes que lograron cambiar el mundo se salieron de esa zona y vislumbraron un futuro mejor para todos. Eso nos tiene dónde estamos. Para mí el viaje a Fatima con ustedes tres ha marcado mucho los años venideros. Un feliz y fructífero año para todos
Gracias papi, tus palabras siempre me ayudan! Salirse de la zona de confort es un primer gran paso.
Me encanto gracias por cpmpartir
a ti Marlen!
Estimada Christianne, gracias por compartir tu post, esto me ha ayududado a ponerme al menos una meta personal este año, lo que algunas veces implica salirse de la zona de confort. Y dejar de quejarme por cosas pequeñas. Te felicito por todos tus logros.
Un abrazo.
Gracias Valeria! Que bueno que te has trazado una meta para este año! ANIMO!