Educar para la Vida (parte 1)

Se que te puede invadir el deseo de querer cerrar los ojos y que al abrirlos ya los años duros hayan transcurrido y tus hijos ya sean adultos dándole fin a las luchas de poder con ellos y malos comportamientos. ¿Quién no quisiera poder adelantar el tiempo?  Pero me atrevo a pensar que en realidad lo que quieres es saber cómo enfrentar cada reto que se presenta en cada etapa de la vida de tus hijos sin perder la cabeza, mientras gozas el proceso de ver cómo se transforman de niños a adultos. Estoy segura que no quieres perderte ni un minuto del proceso.

Los hijos no han venido al mundo para molestarnos y hacernos la vida de cuadritos, al contrario, nos han sido confiados para ser su guía y modelo a seguir con el fin que puedan convertirse en la persona que están llamadas a ser. Nosotros como padres de familia tenemos la dicha de gozar este regalo maravilloso de la paternidad y la maternidad que, dicho sea de paso, ¡viene sin manual de instrucciones! Lo bueno es que la Disciplina Positiva tiene muchas herramientas que pueden servir para empezar a hacer este cambio educativo una realidad para ti y tu familia. Iré hablando de las más importantes en esta serie de entradas sobre la Disciplina Positiva.

En mi afán de ser observadora innata, noto a mi alrededor que muchos padres de familia en algún momento han querido cambiar algo de su familia. Como por ejemplo: Que exista mas respeto dentro de la familia; o que no haya rivalidad entre los hermanos; o que fueran mas generosos, estudiosos, menos gritones, mas alegres, en fin, piensa en tu familia y llena el espacio con tu ejemplo personal. También noto en algunos padres de familia ciertas miradas o suspiros melancólicos como si quisieran decir con sus gestos: «si tan solo mi hijo fuera así como el hijo del fulano…»

Sobre esto quiero decir: Primero, date cuenta que la vida es mas fácil y bella cuando amas tu realidad, tus circunstancias y a la familia que has formado. No se «vale» ver al «vecino» y soñar realidades que no son las tuyas, eres mas feliz viviendo tu realidad. Segundo, recuerda que cada hijo es diferente y por ende cada uno tiene necesidades y fortalezas distintas, y solo con esta aceptación podrás sentirte libre de elegir el camino adecuado para cada hijo sin tener miedo a equivocarte tanto. Tercero, el respeto es la base de cada relación humana. El respeto te permite salirte de ti y ver a la persona que tienes en frente con toda su dignidad sabiendo que no te pertenece, pero que en el caso de tus hijos, es tu responsabilidad criarle en un ambiente donde pueda descubrir quien es y quien está llamado a ser.

Nuestro corazón quiere resultados inmediatos, la mente nos recuerda que éstos no suceden de la noche a la mañana y que todo es un proceso. Habrán días buenos y días no tan buenos, pero éstos últimos sólo deben servirte para motivarte a seguir adelante, mas no para darte por vencido, porque sé que a veces no se ve la luz al final del túnel. Por eso quiero indagar sobre los principios de la Disciplina Positiva esperando que a ti te sirvan tanto como a mí.

Uno de los fundamentos de la Disciplina Positiva es la conexión emocional creada por medio de un alto sentido de pertenencia y significancia. Me refiero a que tu hijo esté emocionalmente conectado con él mismo y su entorno. Esta seguridad proviene mucho de la atención positiva que tu le des ya que sentirá seguridad que pertenece dentro de la dinámica familiar y además se cree capaz de contribuir de forma significativa dentro de su familia; lo cual le hace sentir muy valioso.

Entonces, ¡manos a la obra!

  1. Dedícale 10 minutos al día en exclusiva a cada hijo. De esta manera tu estarás brindándole la atención positiva que necesita. Hablaré de este tema en mi siguiente entrada de blog, para que estés atenta.
  2. Permítele que tome decisiones adecuadas para su edad. Por ejemplo: Que elija la ropa a ponerse para una piñata entre dos opciones. El hecho de elegir le hará sentirse importante y aumentará su sentido de significancia. 
Que estudie antes o después de la merienda luego de llegar del colegio. Que se bañe antes o después de desayunar. Pero que elija.

2 comentarios en “Educar para la Vida (parte 1)”

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