¿Aceptas la invitación? Empecemos por recordar nuestro primer amor donde con una corta edad sentíamos las famosas mariposas en el estómago, y las manos nos sudaban con solo saber que existiría la posibilidad de verle, no éramos capaces de poner atención a nada que no fuera pensar en EL. Nos pudo haber sucedido algo similar, y muchas otras cosas más! Nos preguntábamos si eso era una simple atracción, o amor.
En al menos una ocasión nos rompieron el corazón y estábamos seguras que jamás nunca pudiéramos “amar” a alguien de la misma forma, y encima de todo: jamás habría alguien en el mundo que pueda hacerme tan feliz. ¿Se recuerdan? Yo puedo confesar que pasé por más de alguna situación similar, y pensaba con seguridad que nunca me llegaría a enamorar de verdad, que nadie me amaría a como yo quisiera hasta (“hasta que la muerte nos separe”) más bien pensaba que si hay tanta gente separándose, entonces ¿para qué probar?… Y, estas y otras dudas nos invaden y nos llevan a no comprometernos, pero ¿saben que pasó? ¡Me equivoqué!
Enamorarse es de las cosas más bellas que como ser humano podemos experimentar. Fuimos hechos por amor, y para amar; tenemos la capacidad de darnos totalmente a otra persona, no para conseguir algo a cambio, sino para hacerle feliz, amarle, tal cual es, y ¡para siempre! Y para vivir el amor que dure hasta que la muerte nos separe, el primer paso es sentir esa atracción, pero no es lo único que se necesita. Conforme vamos conociendo a la otra persona en el tiempo, esta atracción evoluciona y llega a transformarse en el amor verdadero, a estar enamorado de verdad.
¿Será esto posible? Parece un poco complicado y de mucha responsabilidad amar a alguien todos los días de tu vida y que te amen de regreso de la misma manera. Sin embargo, se puede. Aquí te sugiero algunos tips:
1. Lucha en las buenas y en las malas
Cada matrimonio tiene un repertorio de muchos momentos de alegría y también momentos de muchos retos. Al decir que “sí” a nuestro cónyuge, adquirimos el compromiso de navegar las aguas del matrimonio a pesar de las circunstancias que nos toca vivir. Este compromiso sobre pasa los sentimientos, ya que éstos van y vienen, pero el compromiso es una decisión que al mantenerla firme en todos los momentos, en especial los complicados, podremos fortalecer aún más nuestro matrimonio.
2. Comunícate con tu pareja
El 93% de nuestra comunicación es no verbal. Significa que solamente el 7% de nuestra comunicación es lo que decimos. Es más importante cómo decimos las cosas y cómo expresamos nuestros pensamientos y sentimientos con nuestra mirada, tacto, pensamiento. Una mirada llena de ternura vale más que mil te quieros.
3. Respétale
El respeto se pone en práctica en cada segundo del día: desde como le hablamos a nuestra pareja, como nos referimos al otro cuando no está presente, como le tratamos, si le aceptamos tal y como es. Esta virtud nos permite aceptar al otro tal como es, con sus debilidades y fortalezas.
4. Mantegan una intimidad sana
La intimidad conyugal es uno de los lenguajes por el cual los esposos se comunican el amor y entrega total que tiene uno por el otro. No hay entregas parciales, son totales porque se entrega la persona completa, con su mente, corazón y cuerpo. Al estar más conectados íntimamente, se va fortaleciendo los lazos que unen a los esposos.
5. Perdónense
El orgullo va ganando la lucha diaria si le permitimos, y hasta podemos llegar a olvidarnos el motivo por el cual estábamos enojados y uno de los dos deberá romper ese ciclo tomando una decisión: la de perdonar. Perdonarse es el arte de saberse imperfecto y de reconocer que si yo puedo errar, el otro también.
6. Busquen tiempo a solas
Con mayor facilidad se nos puede olvidar crear esos espacios para crecimiento matrimonial. Romper la rutina del día a día para tener un momento a la semana a solas sirve para conectar aún más, y donde podrán ir planificando como mantener su matrimonio más sano.
Nuestra naturaleza humana es darnos a los demás por amor, y cuando nos referimos al matrimonio, se materializa con la entrega más radical al decir: “si quiero, contigo”. En la vida cotidiana, ese “sí” exige un compromiso, ya vimos que ¡no cualquier compromiso! Implica construir las bases sólidas de ese amor que se tiene para el cónyuge y que ese amor se renueve cada día.
¿Te animas al reto?